lunes, 1 de octubre de 2018

Gordon W. Allport / Teoría humanista de los rasgos y del sí mismo


La personalidad es la organización dinámica dentro del individuo de aquellos sistemas psicofísicos que determinan su conducta y pensamientos característicos

Rasgos de personalidad
Un rasgo es una estructura neuropsíquica que tiene la capacidad de hacer funcionalmente equivalentes a muchos estímulos y de iniciar y dirigir equivalentes de conducta adaptiva y expresiva.
Los rasgos pueden calificarse en:
 1.- Cardinales:
Son relativamente poco frecuentes, son tan generales que influyen en todos los actos de una persona.
2.- Centrales:
Son más comunes, y aunque no siempre, a menudo son observables en el comportamiento.
3.- Secundarios:
Son atributos que no constituyen una parte vital de la persona pero que intervienen en ciertas situaciones. Éstos se dividen en rasgos comunes y rasgos individuales.
Los rasgos individuales son los exclusivos de un individuo mientras que los rasgos comunes son   
los compartidos por mucha gente. Allport advirtió con precisión que dos personas no pueden tener justamente el mismo rasgo.


La persona madura y saludable.

Allport elaboró el concepto de madurez, una característica de la madurez es la capacidad para postergar en forma momentánea, necesidades, dolores o deseos a favor de alcanzar metas de largo plazo.
La búsqueda de metas significativas para la persona representan la extensión del sí mismo

Surgimiento del sí mismo en la infancia
El primer sentido de si mismo que evoluciona es el "yo corporal".
Para ilustrar lo anterior, considera al bebé de cinco o seis meses que se las arregla para llevarse el pie a la boca donde lo muerde con dos o tres dientes: “si se lastima el pie llora, pero no tiene ninguna idea de que fue él quien se lastimó a sí mismo”.
Allport denominó identidad del sí mismo a la certeza emergente de que “yo soy la misma persona”. Pensaba que esta identidad depende de que el niño desarrolle la capacidad para el lenguaje.



 Aspectos del proprium
- Primer año: Yo corporal.
  Sensación-percepción de dolores, placeres y limitaciones físicas. 
- Segundo año: Identidad del sí mismo.
  Continuidad de la experiencia hecha posible por el lenguaje. 
- Tercer año: Autoestima.
  Orgullo por los logros; independencia y negativismo.
- Cuatro a seis años: Extensión del sí mismo
  Concepto abstracto de posesión: “mío”.
- Cuatro a seis años: Autoimagen del sí mismo.
  Sí mismos “bueno” y “travieso”; sensibilidad al elogio y la culpa.
- Seis a doce años: El sí mismo como agente racional.
  Solución realista de las tareas de la vida; mediador entre las necesidades y la realidad. 
- Doce años a la adolescencia: Esfuerzo proprium
  Propiedad y aceptación de los sentimientos, necesidades y pensamientos; metas de la vida definidas por uno mismo. 
- Adultez: El sí mismo como conocedor.
  La totalidad de los aspectos previos del proprium: conciencia del sí mismo.




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